FRANK FERNANDEZ
El maestro Frank fernández vuelve a sorprender
Por MIREYA CASTAÑEDA
Frank Fernández es un reconocido concertista de talla internacional. Su éxito más reciente ha sido en la Sala Chaikovski de Moscú, tocando a Mozart. Ahora el maestro vuelve a sorprender. Presenta un nuevo disco, Amor y dolor.
Lo inusual no es el CD, pues cuenta en su discografía como interprete con 21, y otros cien como arreglista y productor. Se trata de que ahora participa como pianista acompañante y el entrecomillado es válido, pues lo hace con su sello inconfundible de la cantante lírica Bárbara Llanes.
Pero no sería esta unión algo realmente fuera de lo común. Es que ambos, el maestro y la soprano, se conjugaron para grabar un disco con algunas de las más hermosas canciones de la trovadoresca cubana de la primera mitad del siglo XX.
Amor y dolor (sello EGREM) fue presentado en el Delirio Habanero del Teatro Nacional y allí tuve la oportunidad de escuchar en vivo tres de los temas que incluye.
Al explicar sus motivaciones para este CD, el maestro Frank Fernández expresó su admiración por la canción lírica cubana, no sólo la de los eruditos como Lecuona, Roig o Sánchez de Fuentes, sino también de cantantes como Sindo Garay o Rosendo Ruiz, que sin bagaje académico, tienen una poética de tan alto valor que no se puede hablar de la cultura cubana sin ellos.
La motivación más importante dijo fue tener a Bárbara Llanes, una cantante de gran capacidad interpretativa y musical, que conoce la tradición trovadoresca desde su propia familia.
La joven cantante, con varios premios internacionales, mostró su enorme satisfacción de que el maestro aceptara su proyecto. Conozco desde niña el prestigio y el arte de Frank Fernández, pero hoy tengo un conocimiento más profundo de cómo trabaja. Se dice buen músico, compositor, arreglista para la Nueva Trova, cine, televisión. No lo conocía como maestro, y fue ahora mi guía espiritual. Me enseñó, por ejemplo, a sentarme a percibir el arte en un estudio, que es tan frío. Me dejé llevar con plena conciencia.
Tanto Frank Fernández como Bárbara Llanes precisaron que no ensayaron demasiado para buscar la emoción del momento, la espontaneidad de la improvisación, para lograr hacer creer que la obra está naciendo en ese momento.
En un aparte, le pregunto a Bárbara Llanes (graduada del Conservatorio Amadeo Roldán y del Instituto Superior de Arte) por qué siendo una soprano a quien se le atribuye una tesitura privilegiada, se decidió a que su primer CD fuera con otro género musical, el de la trovadoresca.
B Ll: Los trovadores cubanos escribieron para las líricas, por lo menos yo me lo adjudico, y fueron unas canciones tan bonitas, tan bien escritas. No lindas, sino que formalmente, desde el punto de vista de la composición son canciones perfectas, con letras maravillosas, y pienso que bien podrían estar en los catálogos de la música lírica cubana. La ópera es mi pasión. Me encantan los personajes que sufren, que mueren. No porque soy trágica. Por ejemplo yo sin Boheme no podría vivir, estaría toda la vida oyendo las melodías maravillosas de Puccini, sobre todo me gustan las óperas de Puccini.
Naturalmente no podría dejar de conversar con el maestro Frank Fernández, quien antes me había hablado de su vuelta a la Sala Chaikovski, donde nos conocimos hace más de dos décadas, cuando tocó nada menos que el Concierto número uno para piano y orquesta del gran compositor ruso que da nombre al Conservatorio y a la Gran Sala moscovita.
?Este CD es un rescate de un género que los jóvenes prácticamente no conocen, regalo además que le hace a la cultura cubana?
FF: Estos trabajos sobre la música cubana no significan que haces un CD y ya tienes la solución del problema. Cuando uno se arriesga, cuando pretende, sin arrogancia, subrayar algunos puntos de la cultura cubana que han sido preteridos, eso no significa que lo hiciste y tuviste la sanción, digamos de los periodistas, que dijeron, oh, muy bien, no, hay que esperar con el tiempo. ¿Cuál es mi ilusión? Que aquí mismo en una mañana calurosa, sin la concentración debida, yo sentí comunicación con lo que hicimos, y tu sabes que la prensa no es un publico fácil, que la prensa está entre el agobio de la premura por la noticia, mas todos los problemas que tenemos los seres humanos, y yo sentí que el proyecto es importante, es bueno. Si tu además averiguas donde se pueden conseguir estas canciones, y prácticamente ya no se pueden conseguir, entonces es muy posible que estemos ante un hecho mas allá de un disco, sino de una provocación cultural, un estímulo a un género maravilloso que no se ha cultivado en los últimos tiempos, no se porque razones. Creo que Bárbara Llanes con este trabajo está incitando a un pensamiento. Esta música tiene derecho propio a existir.
? De Mozart a la trovadoresca cubana. Alguna otra sorpresa?
FF: La verdad es que sí. Ya sabes lo del Concierto número 23 de Mozart en Moscú, ahora la trova cubana, y finalmente el año con el primer CD, de dos, dedicados a las sonatas más famosas de Ludwig van Beethoven. Estoy feliz porque llevé esas grabaciones a Moscú, se las puse a mi maestro (Víctor Merzhanov), y otros eruditos, y la calificaron de algo que tiene vida mas allá de lo local. Me siento muy feliz, que en un año haya tenido un éxito grande con Mozart, haya presentado este CD y que pueda hacer el Beethoven.
En esa mañana calurosa del otoño cubano, Frank Fernández y Bárbara Llanes, improvisaron, tal como les gusta, tres canciones del CD, y fue una experiencia magnífica, la interpretación espléndida a que tiene acostumbrados el maestro, a la que se sumó la exquisita voz de la joven soprano.
Un verdadero gozo haber podido escucharlos en Nunca te lo diré, de Gonzalo Roig; la rosa roja, de Oscar Hernández (canción de donde es tomado el título Amor y Dolor), y Corazón, de Eduardo Sánchez de Fuentes.